NEWSLETTER Nº 16

COOPERACION INTERNACIONAL CONTRA EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS

Por el Comandante Mayor Carlos Guillermo Blanco

INTRODUCCIÓN

La Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes -enmendada por el Protocolo de 1972-, el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988 son los principales instrumentos referidos al problema de los estupefacientes firmados en el marco de la Organización de las Naciones Unidas. El último de ellos alienta especialmente la cooperación internacional entre los Estados Miembros.

En dicho marco, la República Argentina firmó diversos documentos con varios países. Tales instrumentos son aparentemente similares entre sí, pero varían en su alcance y contenido.

Treinta y seis países firmaron setenta y siete normas de distinta jerarquía (acuerdos, convenios, protocolos, actas, MOU o memorandos de entendimiento, etc.) con la República Argentina, para la cooperación internacional en materia de lucha contra el tráfico ilícito de estupefacientes.

Se procura establecer, en nuestro ámbito, un sistema de información –mediante un digesto que se encuentra en trámite- sobre las normas aprobadas por la República Argentina, con la finalidad de agilizar y simplificar la comprensión del plexo normativo que se halla vigente en la lucha contra el tráfico ilícito de estupefacientes. El logro de una suerte de “vademécum” jurídico sobre “Cooperación Internacional contra el Tráfico Ilícito de Drogas” coadyuva al cumplimiento de acuerdos, convenios y otras normas internacionales suscriptas en la materia.

Se pretende que los contenidos de aquellos documentos, de los cuales sólo figura el título, sean incluidos en futuras actualizaciones de la obra mencionada, aunque esto no incluya las normas aprobadas por las autoridades del MERCOSUR.

Sin embargo, esos instrumentos corresponden solamente a un nivel –de un total de tres- de cooperación internacional. Para comprenderlo mejor, un estudio del Departamento de Criminología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Leicester (Inglaterra) explica en qué consiste tal tipología.

COOPERACIÓN POLICIAL PRÁCTICA EN LA UNIÓN EUROPEA

Para examinar y entender las estructuras de la cooperación policial en Europa, se requiere un marco de análisis. Una serie de ítems no conexosde datos nuevos no tendrían por sí mismos, coherencia intelectual,...seríaun catálogo de hechos informales.

Un esquema de tres niveles de cooperación policial interrelacionados entre sí ayuda a tal comprensión.

Cada nivel genera diferentes preguntas y respuestas, pero cada uno de ellos es importante si se desea alentar la cooperación policial.

Los tres niveles no deben ser vistos en un orden de prioridades, sino como un marco que ayude a comprender la complejidad de la cooperación policial.

El macro nivel concierne primariamente a cuestiones constitucionales y tratados legales internacionales y a la armonización de leyes y regulaciones nacionales. Es el nivel en el cual el Gobierno y los oficiales superiores debaten y resuelven temas centrales tales como: acuerdos sobre visas, política de asilo y rocedimientos de extradición. Estas son cuestiones fundamentales sobre derechos de entrada y reglas de salida. En este escalón se plantean aspectos legales referentes a los poderes de policía, especialmente lo referente a arrestos, detenciones e interrogatorios. Un progreso hacia la armonización en estas áreas solas puede tener lugar en este nivel, el más elevado de todos.

Otro ejemplo es el del control de armas de fuego. Los estados-miembro tienen diferentes políticas, procedimientos y tradiciones concernientes al transporte, tenencia y portación de armas. La armonización simplemente no es posible fuera de este nivel. También en lo referente a cédulas de identidad, que pueden facilitar el ejercicio cotidiano del servicio de policía en la Unión Europea, pero hacia el cual hay una oposición considerable ya que es visto como una limitación a las libertades civiles en Holanda y Gran Bretaña. Estos aspectos no se solucionan basándose en relaciones interpersonales. Requieren de un marco jurídico-constitucional previo.

El nivel medio concierne primariamente a las estructuras policiales operacionales, a prácticas y procedimientos. Este es el marco formal en el cual se desenvuelve el ejercicio diario del servicio de policía.

Un área importante es la comunicación entre fuerzas policiales. Incluye sistemas de información policial, bases de datos comunes, coordinación y acceso a información tal como la inteligencia criminal. El rápido crecimiento de la información tecnológica y el uso de computadoras en la Policía, se constituye en un factor esencial e indispensable de apoyo, constituyendo, de por sí al área de competencia, entre las fundamentales en cuanto a la persecución del objetivo.

Un aspecto central en la comunicación policial europea es la lengua. Frente a la obvia necesidad de hablar una lengua común cuando es necesario, también hay problemas de lenguaje técnico y terminología que varía entre los países. Ambos aspectos dirigen su atención a la enseñanza de lenguas extranjeras a los oficiales de policía y a otros, tales como los aduaneros. Más allá implica dirigir la atención para compatibilizar los sistemas de informática y el software.

Una parte importante del nivel medio de cooperación es el contacto “cara a cara” entre los oficiales de rango medio de los diferentes países. Hay estudios que exhiben a los oficiales muy interesados en tales contactos, ello quizás por compartir una cultura profesional común con intereses mutuos en investigación criminal.

Hay oportunidades considerables para tomar iniciativas en este nivel, incluyendo el establecimiento de la Unidad de Drogas Europea (el primer paso de EUROPOL) que formalizó y expandió la contribución hecha por oficiales de enlace y unidades nacionales. La naturaleza transnacional del fraude y de los negocios relacionados con el crimen puede ser vista como un “objetivo” especial para las escuadras anti-defraudaciones, en el nivel medio europeo.

El micro nivel concierne a la investigación de delitos específicos y la prevención y control de formas particulares del crimen. Para tomar un ejemplo, los problemas de desorden público tienden a variar entre países y regiones. Las distinciones en la cultura y en las tradiciones fijan diferentes formas de conducta que necesitan diversos modos de prestar el servicio de policía. Este nivel de cooperación puede ser efectivo en ciertas circunstancias como fuera visto, por ejemplo, durante la Copa Mundial de Italia 90, cuando las policías de diferentes países ofrecieron información y asistencia a su contraparte italiana.

Los Oficiales de Enlace que son enviados por un país para trabajar con sus colegas en otro país, especialmente en los campos del terrorismo, las drogas y la rufianería en el fútbol son buenos ejemplos de cooperación en el micro nivel. Hay gran cantidad de oportunidades para tomar iniciativas en este nivel menor.

Las redes de trabajo exitosas tienden a establecerse en el nivel medio. Muchas instancias de cooperación en el micro nivel dependen de un efectivo arreglo en el nivel medio. Igualmente, arreglos en el nivel medio suelen tener origen en iniciativas del micro nivel. Ambos dependen en primera instancia, de los acuerdos en el macro nivel.

Los tres niveles descriptos anteriormente permiten entender la cooperación policial. No constituyen una regla estricta, pero sí una guía que ayuda a esclarecer el pensamiento. Las actividades policiales no se desarrollarán perfecta y exactamente en alguno de estos tres niveles; estos son sobrepasadas con frecuencia. Las categorías, a su vez, no son mutuamente exclusivas.

La tipología fue presentada al Comité de Asuntos Interiores de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, como parte de una investigación sobre “Cooperación Policial Práctica en la Comunidad Europea”. El Comité halló el modelo muy útil (año 1990). Los oficiales de policía hicieron comentarios positivos sobre su utilidad. Fue elaborado por el Profesor John Benyon, Director del Departamento de Criminología (ex Centro para el Estudio del Orden Público o Centro Scarman) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Leicester.-

CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA EL TRÁFICO ILÍCITO DE ESTUPEFACIENTES Y SUSTANCIAS PSICOTRÓPICAS, 1988

La Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988 dice textualmente que: “Reconociendo que la erradicación del tráfico ilícito es responsabilidad colectiva de todos los Estados y que, a ese fin, es necesaria una acción coordinada en el marco de la cooperación internacional”.

Agrega que: “Reconociendo también la importancia de robustecer e intensificar medios jurídicos eficaces de cooperación internacional en asuntos penales para suprimir las actividades delictivas internacionales de tráfico ilícito”. Su propósito es promover la cooperación entre las Partes.

El artículo 9 describe “Otras formas de cooperación y capacitación”.

El artículo 10 sobre “Cooperación internacional y asistencia a los Estados de tránsito” permite concertar acuerdos o arreglos bilaterales o multilaterales para aumentar la eficacia de la cooperación internacional prevista en este artículo.

El artículo 14 incluye “Medidas para erradicar el cultivo ilícito de plantas de las que se extraen estupefacientes y para eliminar la demanda ilícita de estupefacientes y sustancias psicotrópicas”. Este marco permitió el desarrollo de programas de monitoreo de cultivos ilícitos en siete países del mundo en los cuales se producen la marihuana, la amapola y la coca.

SITUACIÓN EN LA REGIÓN ANDINA

En 1988 tuvo lugar en Nueva York la Sesión Especial sobre Drogas de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS, por su sigla en inglés). En dicha reunión, los Estados Miembros convinieron trabajar juntos con la meta de alcanzar en 2008 reducciones significativas de los cultivos ilícitos. Con este fin, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estableció un Programa de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (PMCI) para ayudar a los países a evaluar sus progresos en pos de la meta fijada por UNGASS.

Los objetivos del PMCI son los de establecer las metodologías para la recolección y análisis de datos, incrementar la capacidad de los gobiernos para monitorear cultivos ilícitos en sus territorios y asistir a la comunidad internacional en el monitoreo de la extensión y evolución de cultivos ilícitos dentro del contexto de la estrategia de eliminación adoptada por UNGASS en 1998.

El programa PMCI cubre actualmente siete países:

  • Colombia: para la coca.
  • Bolivia: para la coca.
  • Perú: para la coca.
  • Afganistán: para la amapola.
  • Laos: para la amapola.
  • Myanmar: para la amapola.
  • Marruecos: para la marihuana.

A través del PMCI, la ONUDD apoya a los Gobiernos de Colombia, Perú y Bolivia con la implementación de sistemas de monitoreo nacional de coca. Mientras esos sistemas de monitoreo primariamente se centran en evaluar la extensión de los cultivos de coca, en estos últimos años éstos han integrado gradualmente otros aspectos importantes relacionados con la producción y el tráfico de hojas de coca y sus derivados, así como sus precios y cosechas.

Los informes de la ONUDD (UNODC, por su sigla en inglés) presentan los resultados de esas observaciones, que fueran conducidas en forma conjunta con los Gobiernos de esos países andinos.

Las observaciones hechas en 2005 en la región andina acerca de la coca arrojan el siguiente resultado global: en 2004 se registraron 158.000 hectáreas cultivadas y en 2005, 159.000 hectáreas (significa que hubo un incremento de +1%). Dichas cifras se discriminan del siguiente modo:

  • Colombia: con 80.000 hectáreas cultivadas con coca en 2004, incrementó su producción en +8% al registrar 86.000 hectáreas en 2005.
  • Perú: con 50.300 hectáreas cultivadas con coca en 2004, disminuyó su producción en -4% al registrar 48.200 hectáreas en 2005.
  • Bolivia: con 27.700 hectáreas cultivadas con coca en 2004, disminuyó su producción en -8% al registrar 25.400 hectáreas en 2005.

Según el reporte de la ONUDD, es probable que la producción global de cocaína haya sido de 910 toneladas métricas en 2005 discriminadas por países del siguiente modo:

  • Colombia: 640 toneladas métricas de cocaína.
  • Perú: 180 toneladas métricas de cocaína.
  • Bolivia: 90 toneladas métricas de cocaína.

La cocaína secuestrada (un esfuerzo inexplicablemente menospreciado) en 2004 fue de 470,8 toneladas métricas discriminadas en las siguientes cantidades:

  • Colombia: 188 toneladas métricas de cocaína.
  • Perú: 7,3 toneladas métricas de cocaína.
  • Bolivia: 0,5 toneladas métricas de cocaína.
  • Europa Central y Occidental: 79 toneladas métricas de cocaína.
  • Norteamérica: 196 toneladas métricas de cocaína.

El apetito mundial por la cocaína se mantiene estable pero con fluctuaciones, con descensos en los Estados Unidos y crecimiento en Europa. La situación por países se describe a continuación.

COLOMBIA

Durante las décadas ochenta y noventa, Colombia se convirtió en el país con mayor área de cultivo de coca y de producción de cocaína en el mundo. Los cultivos se expandieron constantemente sobre todo en áreas remotas de la cuenca del Amazonas. Durante 2005, más de dos tercios de la oferta de cocaína provenía de Colombia (640 Ton), donde el cultivo de coca aumentó en +8 % con respecto a 2004. El Programa ICMP de la ONUDD ha venido apoyando al Gobierno colombiano en la implementación de un sistema de monitoreo desde 1999. A partir de ese año, se realizaron siete censos anuales.

Los resultados del censo muestran que en diciembre de 2005 Colombia tenía alrededor de 86.000 hectáreas sembradas de coca (el 0,08% del total del territorio nacional) distribuidas en 23 de los 32 departamentos del país. Representa un aumento de 6.000 hectáreas desde diciembre de 2004. Sin embargo, este es el primer aumento anual registrado después de cuatro reducciones consecutivas entre 2000 y 2004. Los niveles de cultivo de coca han permanecido mucho menores (-47%) que el máximo de 163.000 hectáreas registrado en 2000.

La erradicación manual de coca llegó a 2.600 hectáreas en 2003 y a 4.000 hectáreas en 2004. Ésta aumentó considerablemente (31.285 Ha en 2005), complementándose con la aspersión aérea (138.775 Ha en 2005), sumando un total de 170.060 hectáreas en 2005. El lote de coca se redujo de 1,30 hectáreas en 2004 a 1,13 en 2005, reflejo de los intentos de los cultivadores para evitar la aspersión aérea.

Los cultivos de amapola fueron introducidos en Colombia en los años ochenta en algunas zonas agrícolas marginales, cuando los precios del café descendieron. Los campesinos la cultivan entre los 1700 y los 3000 metros sobre el nivel del mar, en las laderas de las montañas del suroeste colombiano, en lotes pequeños y en ocasiones mezclándolo con cultivos lícitos.

ONUDD no ha monitoreado la extensión de los cultivos de amapola en Colombia, aunque se estimó en 4.000 hectáreas en 2004 y en 2.000 hectáreas en 2005 (la reducción fue de 50%). El cultivo de amapola en Colombia representa el 1% del total mundial, con un potencial de producción -en 2005- de 2,5 toneladas de heroína:

  • Afganistán: 69 % (104.000 hectáreas) de cultivos de amapola.
  • Myanmar: 22 % (32.800 hectáreas) de cultivos de amapola.
  • Otros: 8 % (12.750 hectáreas) de cultivos de amapola.
  • Colombia: 1 % (1.950 hectáreas) de cultivos de amapola.

PERÚ

En los noventa, Perú fue el primer productor mundial de coca. En 1995 la extensión ocupada fue de 115.300 hectáreas (la mayor cifra), mientras que en 1999 fue de 38.700 Ha (la menor cantidad), es decir -66% de reducción por efecto del abandono de cultivos de producción. Con 48.200 hectáreas en 2005, ocupa el segundo lugar después de Colombia.

El monitoreo de cultivos de coca para 2005 en Perú arrojó los siguientes resultados: 16.000 Ha en Alto Huallaga, 15.500 Ha en Apurímac-Ene, 12.500 Ha en La Convención y Lares, y 4.200 Ha en otros lugares, totalizando así esas 48.200 hectáreas. La tendencia a la baja se debe a los esfuerzos de erradicación en la región del Alto Huallaga (Departamento San Martín) y en el valle de San Gabán.

Esa superficie le habría permitido tener en 2005 una producción potencial de 180 toneladas métricas de cocaína, que representa el 20% de la producción mundial de dicha droga.

Perú reportó en 2005 la erradicación de 12.232 hectáreas de coca, la incautación de 3.199 Kg de pasta base de cocaína y de 2.199 Kg de clorhidrato de cocaína.

Perú está logrando excelentes resultados, con apoyo de cooperantes y de ONUDD, con productos de desarrollo alternativo. Muchas empresas campesinas peruanas compiten en el mercado internacional exportando café especial, cacao, palmito, algodón orgánico, arroz y otros productos. Las empresas apoyadas por ONUDD han generado ventas por más de 40 millones de dólares en 2005. Sin embargo, ese apoyo llega solamente al 10 % del campesinado que requiere apoyo.

ONUDD no ha monitoreado la extensión de los cultivos de amapola en Perú, aunque este país reportó 1.447 hectáreas cultivadas en 2004. La Dirección Antidrogas peruana informó la erradicación de 95,5 hectáreas de amapola. Perú habría tenido un potencial de producción en 2004 de 1 tonelada métrica de heroína; secuestró 1 Kg de heroína en 2004 y 8,2 Kg en 2005. Las autoridades peruanas incautaron 451 Kg de látex de opio en 2004 y 505 Kg en 2005 (un incremento de +12%).

BOLIVIA

El cultivo de coca ha sido un tema importante en 2005. También ha estado presente en el ámbito electoral y ha conducido un amplio debate acerca de la política futura de control de drogas de Bolivia.

El reporte de ONUDD de junio de 2006, elaborado en forma conjunta con el Gobierno de Bolivia, es el tercero desde 2003. El estudio revela que en 2005 ha disminuido la cantidad de cultivo de coca, revirtiendo la tendencia del lustro anterior. La disminución fue significativa en el Chapare (Cochabamba), donde dañaron los Parques Nacionales, a diferencia de lo que sucede en Las Yungas (La Paz) donde la producción creció un 5%.

La superficie cultivada con coca en Bolivia llegó a abarcar 48.600 hectáreas en 1995 (la mayor cifra), descendiendo a 14.600 hectáreas en 2000 (la menor cantidad). En 2005 el total fue cuantificado en 25.400 hectáreas. El cultivo de coca en Bolivia representa el 16 % del cultivo global en 2005. Bolivia se mantiene en el tercer lugar como país cultivador de coca, detrás de Colombia y Perú.

El monitoreo de cultivos de coca en Bolivia en 2005 registra 18.100 hectáreas en las Yungas y 300 hectáreas en Apolo (departamento de La Paz) y 7.000 hectáreas en Chapare (departamento de Cochabamba), con un total de 25.400 hectáreas.

El total incluye 12.000 hectáreas autorizadas por la Ley Nº 1008 del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas (año 1988); la mayoría de esta superficie se ubica en las Yungas (La Paz). La norma autoriza los usos tradicionales (masticación o coqueo), los usos medicinales y las infusiones de coca. No están autorizadas por dicha ley otras 13.400 hectáreas, más las 1.950 hectáreas (el 28% del cultivo de coca) en los Parques Nacionales. La norma no fija los límites geográficos precisos de las regiones de cultivo de coca tradicional; sin embargo, hay un estudio en ejecución para delinear tales límites con precisión.

En 2004 el Gobierno boliviano autorizó en forma temporal el cultivo de 3.200 hectáreas en Chapare.

El decremento en el ámbito nacional se debe a la baja en el trópico de Cochabamba; puede atribuirse al cumplimiento de los agricultores al convenio de 2004 firmado entre el gobierno y las federaciones de cultivadores de coca, limitando el cultivo a 0,16 Ha por familia.

En el ámbito global, el decremento en Bolivia y Perú fue cubierto por el crecimiento en Colombia; el cultivo de coca permaneció casi sin cambios en 2004 y 2005.

El total de área de cultivo de coca produce un estimado de 42.000 toneladas métricas secadas al sol, de las cuales se estima que 30.900 probablemente son destinadas a la producción de cocaína. El potencial máximo de producción de cocaína para 2005 se sitúa en 90 toneladas métricas, lo que representa el 10% de la producción global. Esta cifra representa un decremento del 16% comparado con el estimado de 107 toneladas métricas en 2004.

Los precios de la coca (4,3 dólares el kilo) permanecen mucho más altos que en el vecino Perú (2,9 dólares el kilo), lo que genera el contrabando de este producto desde Perú hacia Bolivia.

Bolivia reportó en 2005 la incautación de 9.350 Kg de pasta base de cocaína y de 1.300 Kg de clorhidrato de cocaína. En 2004 y 2005, la incautación de hoja de coca aumentó de 155 a 886 toneladas, mientras que el secuestro de cocaína se incrementó en 145%.

CONCLUSIONES

Los Estados Miembros, al ratificar las tres Convenciones de Naciones Unidas, se comprometen a incrementar la cooperación internacional en materia de lucha contra el tráfico ilícito de drogas. La firma de instrumentos de distinta jerarquía va en esa dirección, aunque se ubican solamente en el macro nivel de la cooperación.

Son muy importantes –aunque no valorados en su real dimensión- los esfuerzos llevados adelante por los Gobiernos de Colombia, Perú y Bolivia y sus respectivas poblaciones para erradicar los cultivos de coca.

La ONUDD, en cooperación con los gobiernos, necesita desarrollar técnicas actualizadas y modernas para medir:

  • La productividad de los lotes de coca (rendimiento de la hoja de coca por hectárea).
  • La productividad de las cosechas de coca (rendimiento de hidroclorato por tonelada de hoja).

Es probable que las cosechas sean más productivas de lo que se estimaba antes. Esta nueva evidencia lleva a mejorar los instrumentos de medición de las superficies cultivadas y a entrecruzar los datos obtenidos para alcanzar la mayor precisión posible.

La erradicación obligatoria (manual o por aspersión aérea) mantiene la presión sobre los grupos criminales.

La erradicación voluntaria apoyada por los incentivos económicos de los Gobiernos le ofrecerá a los campesinos mayor sentido de propiedad y aumentará la probabilidad de alcanzar el éxito en el largo plazo.

La estrategia de poner fin a los cultivos de coca mediante la erradicación debe perseguirse sin descanso. No obstante, no se puede asegurar la sostenibilidad de los logros de reducción y del desarrollo social, si los campesinos no tienen acceso a alternativas de manutención viables e inmediatas. A la caída del cultivo de coca debe seguirle, en inmediatez, una variante de desarrollo que asegure -al menos- el mantenimiento de los estándares de vida.-

Bibliografía consultada :

    • Benyon, John (1990) Cooperación Policial Práctica en la Unión Europea, Leicester: Scarman Centre.
    • Bolivia, monitoreo de cultivos de coca – Informe de la UNODC de junio 2006.
    • Colombia, monitoreo de cultivos de coca – Informe de la UNODC de junio 2006.
    • Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes -enmendada por el Protocolo de 1972-.
    • Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas , 1971.
    • Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas , 1988.
    • Digesto (2006) Cooperación Internacional contra el Tráfico Ilícito de Drogas.
    • Perú, monitoreo de cultivos de coca – Informe de la UNODC de j unio 2006.


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Bibliografía